La conspiración del silencio

La conspiración del silencio

“La conspiración del silencio” (Im Labyrinth des Schweigens). Giulio Ricciarelli, 2014

El muy espinoso y difícil tema de qué pasó y qué se hicieron, tan pronto terminó la guerra, los nazis y en especial los verdugos del Holocausto es un asunto que tiene muchas dimensiones, diversos aspectos y extensas raíces que se hunden en el entramado social y político alemán, que todavía están lejos de ser analizadas, que siguen agitando la conciencia colectiva de una nación, que muchos no quieren rememorar, y que según las distintas épocas, han pasado ya setenta años, su aceptación y apertura a discutir y apreciar dichas cuestiones es, ha sido y será en cada ocasión muy diferente, casi que muy opuestas entre sí dichas formas de enfrentar estos aciagos sucesos que siguen horrorizando a toda la humanidad.

La película, dirigida por un italo-alemán, Giulio Ricciarelli, quien ha hecho toda su carrera fílmica en Alemania, primero como actor en cine y tv, luego en los últimos años haciendo cortos hasta este su debut fílmico con su primer largo, incursiona en una mirada retrospectiva hacia finales de los años cincuenta para recrear, por cierto con mucha maestría, el ambiente social y cultural, las modas y los nuevos patrones de comportamiento de los jóvenes, en especial de las mujeres que anuncian un radical movimiento de cambio y liberación femenina. En este marco sociocultural y el ambiente político del llamado “milagro alemán”, en el que se supone que se respira de nuevo, desarrollo, progreso y paz social, el guión muy diestramente demuestra que es una falacia y que existe un pesado silencio sobre un pasado inmediato, del cual es mejor hacer que parezca que ya pasó y que ya se olvidó completamente.

Así que paulatinamente, entre imagen e imagen, dentro del mejor estilo del cine alemán para hablar visualmente y con un alto nivel de composición fílmica, se va exponiendo a través de un joven fiscal, el desconocimiento intencional o no de aquellos alemanes sobre lo que fue Auschwitz, el principal campo de exterminio en el que se calcula que mataron a más de un millón cien mil personas. Es decir, no sólo es aquel Holocausto, sino el manto de silencio que se extiende en la inmediata posguerra sobre los nazis y aquellos verdugos, y, lo que, es más, nadie quiere saberlo y es abiertamente combatido todo aquel que se atreva a lo contrario.

La película devela lo más inquietante de todo, que los nazis y demás criminales de guerra, continuaron en el país como si nada, que el famoso y mediático proceso de Nürenberg, fue sólo contra los altos mandos, pero que todos los demás fungían ahora como simples ciudadanos de una gran masa que emerge de las ruinas de la guerra y dedicados a la reconstrucción. Como le dirá en algún momento del film el Comandante de las tropas estadounidenses al joven fiscal, “Ahora los enemigos son los rusos” y con ello el foco de atención ya no estaba sobre ellos, además de que algunos estaban incrustados en las esferas del alto poder, como también apoyados por potentados industriales que habían obtenido grandes fortunas durante el régimen nazi, y ahora, como si nada, continuaban al frente de sus pujantes y robustas empresas. Con todos estos elementos rápidamente descritos en la película, lógicamente el espectador queda atrapado en dicha trama y deseoso de apreciar el transcurrir de los hechos y su desenlace.

Comentarios

No hay comentarios aún. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *