“Somos calentura”. Jorge Navas, 2018
Con “Somos calentura” se confirma la realización de un buen guión, de una historia que por su buena concepción se convierte en todo un documento real y cierto sobre una olvidada y casi desconocida población del país, el puerto de Buenaventura, que en las ciudades y metrópolis del país es conocida más por los simples estereotipos de gente pobre, corrupción, narcotráfico y nada más. La película es una gran puesta en escena de la vida social y cultural de su actual juventud y de sus medios de distracción, y si se quiere de escapismo, que se convierte en el eje mismo de la narración, construida a partir de unos jóvenes bailarines que para subsistir en el día a día están listos para cualquier posibilidad de obtener dinero.
Música y baile como algo vital en la vida de esta población, una especie de identidad la que se refleja en estas diversas expresiones artísticas de la música afrocolombiana del Pacífico. Así resulta mérito de la producción y de su rodaje, pues buena parte de su puesta en escena sucede en una especie de auditorio con mucho público, o sea, muchos extras, donde se lleva a cabo no sólo un concurso de baile, sino también diversos acontecimientos de los protagonistas. Registro fílmico con muchos recursos visuales de baile y música, algo más a fondo de lo que le dejó a su director la experiencia al respecto en “La sangre y la lluvia” con unas breves secuencias de esta índole.
Los personajes del director Jorge Navas pertenecen por lo general a la vida nocturna, ya sea de una metrópoli como Bogotá, tan variopintos y distintos que muy bien captó en “La sangre y la lluvia”, o los de esta ocasión de un olvidado y pobre puerto del litoral pacífico. Y también en este universo del director figura y resalta lo erótico y lo sensual que captó tanto en su anterior realización, como en esta que es otra cultura al respecto y muy distinta a la de una gran ciudad. Aunque sea de otra índole y diversidad, de todas formas, su lente siempre las sabe captar y plasmar en diversas secuencias de sólo imagen, de buscar el mejor plano o enfoque para lograr la mejor expresión visual de todo ello. Son todos estos elementos, no sólo los técnicos y los del guión, que de por sí son muy destacables, sino los de poder representar de manera muy cinematográfica características propias de la gente del país, de sus costumbres, de su folclor, de su vida diaria, de su pobreza y su riqueza.