Suite francesa

Suite francesa

Suite francesa” (Suite française). Saul Dibb, 2015

El director inglés Saul Dibb acude de nuevo a una adaptación literaria para este su tercer largometraje, una vez más con la puesta en escena de otras épocas, en esta ocasión el muy aciago período de los primeros meses de la invasión alemana a Francia en 1940, partiendo de la novela y best-seller de Irene Némirovsky. De nuevo el director es coguionista, y para fortuna de los amantes del buen cine, con su aún más refinado y particular estilo de saber expresarse a través del medio fílmico, es decir, de la esencia del cine que es la imagen. La ubicación es el comienzo de la guerra y de la invasión alemana en 1940 a Francia; en un pacífico pueblo a donde llegan las tropas y desde allí, la novelista va realizando una especie de crónica muy particular de lo que acontece entre invasores e invadidos, desde su óptica femenina y política realiza una visión crítica de la situación social y económica reinante.

Se intenta recrear algo de los hechos verídicos e históricos relacionados con la actitud que tomó buena parte de la población civil francesa ante la invasión del ejército alemán. El punto difícil y polémico que a los franceses no les agrada mucho, es la gran colaboración y ayuda que recibieron los invasores por parte de la mayoría, independiente de la clase social a la que pertenecieran. Además de que muchas mujeres se acercaron a buscar a los alemanes y a su vez, otras más no se opusieron cuando fueron buscadas por ellos. Aspectos que aparentemente son tratados secundariamente, pero que están presentes todo el tiempo en la película, de forma más que implícita a todo el relato que elabora su autora, como algo molesto e inquietante, como algo que no gusta a muchas mujeres, quizá precisamente por ser contado por una mujer.

Dentro de todo este ambiente de drama y destrucción que supone toda guerra, la novelista relata el lento nacimiento y consolidación de un amor prohibido por la razón política y el sentido de patria, más no por el corazón que no conoce de esos motivos. Muy femenina la orientación en ese sentido y el guión la conserva, pues a su autora le interesa contar el proceso, el detalle de lo que los aproxima, de lo que puede unir a un oficial alemán casado, con una francesa, también casada. No es tanto el interés de cuándo puede llegar el momento de un claro y abierto acercamiento, sino de todas las condiciones que se van sucediendo para que ello ocurra, que a su vez dentro de todos los hechos que se desatan simultáneamente con la guerra, harán que nunca sea posible. Para que solamente sea dolor y tragedia de lo imposible, puesto que para la protagonista aquel oficial alemán es su enemigo y como tal actúa ella públicamente, pero desde su sentimiento de mujer es su enamorado. El momento exige que primero sea país y razón, después si acaso, corazón. Es la condición de la guerra. Es lo que aborda la novela y el guión. Es lo que el director sabe plasmar, talentosamente, en imágenes.

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