Todo el dinero del mundo

Todo el dinero del mundo

“Todo el dinero del mundo” (All the Money in the World). Ridley Scott, 2017

El exitoso y experto director británico Ridley Scott es quien en las últimas décadas se ha erigido como el director inglés más destacado, de grandes éxitos internacionales y con una extensa y bien consolidada filmografía, llena de grandes logros e incluso de producir las llamadas películas de culto, en esta ocasión con toda su veteranía, realizando una película intimista, para narrar sucesos reales sobre el secuestro y el tortuoso y largo proceso de negociación con el multimillonario Paul Getty. En esta su última realización, hay ciertos cambios interesantes de apreciar. El más notorio es que el director de grandes planos en exteriores y de rodajes espectaculares con muchos extras y secuencias muy cinematográficas, todo un estilo muy característico de sus películas, en esta ocasión no existe.

Se aprecia todo lo contrario, es decir, un Ridley Scott intimista, tanto en la trama misma como en el rodaje, espacios cerrados, poco elenco, lo que no niega que se conserve el de siempre, muy expresivo visualmente. Se asiste a un trabajo en el que además de relatar acción, aventuras y suspenso en imágenes en las que es todo un experto y maestro, intenta acercarse al lado oscuro de la vida personal de un multimillonario, que se caracteriza por su avaricia y opulencia de magnate. Por el trasfondo verídico que tuvo este sonado suceso y la forma de negociar de este acaudalado personaje, que fue más noticia que el mismo secuestro de su nieto, el relato intenta establecer otro concepto del que suele tenerse de un potentado, en el que dicho individuo trata de verse a sí mismo, desde su particular punto de vista y cosmovisión propia, y ese es mérito del guión y de la novela de la que parte.

Por último, una nota marginal a una determinada secuencia de la película en la que dicho potentado se niega a manifestar públicamente el monto de su fortuna, pues en los años setentas tener mil millones de dólares o un poco más, que es en lo que consistía aproximadamente su capital, era mejor ser discreto con dicha cuantía, pues parecía por la ideología del momento ser una ofensa de tipo social. Hoy 40 años después, contrasta notoriamente pues se ha pasado al otro extremo en que es muy bien visto y de dominio público tener sesenta o setenta mil millones de dólares, incluso se establece una especie de competencia, justo ahora que la pobreza y miseria ha ido en aumento desproporcionado y resulta más que afrentoso estas cifras que se exhiben al igual que los records de los deportistas. Se ha cambiado y en gran medida los conceptos y los valores de las personas al respecto. Se podría decir que es un guiño muy especial del director sobre el tema.

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